Por Prof. Ana M. Fernández Castro
Los mudras son gestos ancestrales, que empleados con sabiduría y constancia alivian o sanan dolencias, calman dolores, sosiegan la mente, energizan aumentando la vitalidad y nos ayudan a alcanzar nuestros objetivos. Mudra, deriva de la raíz verbal “mud” -regocijarse- se interpreta como “dador de alegría”. Significa “gesto”, “sello”, “posición”, que aplicado a las manos nos dirigen a una actitud muy poderosa, es la antesala del proceso meditativo. Dicha actitud opera estabilizando emociones y estimulando determinadas áreas del cerebro, ejerciendo influencia en los tres planos existenciales: cuerpo, mente y espíritu.
El fascinante mundo de los mudras, nos introduce de lleno en el sendero espiritual.
De manera que rozando, doblando, estirando, cruzando y flexionando los dedos en determinados movimientos para luego sostener el gesto, se producen efectos positivos desde nuestras manos, en nuestro cuerpo y en nuestras emociones.
Existen más de 100 mudras de manos y cada uno de ellos representa una cualidad (compasión, poder, protección, sabiduría, etc.). Para practicarlos se mueven los dedos en distintas posiciones donde a veces sólo es necesario un leve roce o una cierta presión. Es conveniente que sean indicados y enseñados por un guía, realizarlos 2 o 3 veces al día y mantenerlos durante 5 a 45 minutos para que se haga efectivo el beneficio.
En los dedos se encuentran numerosas terminales nerviosas y nadis (canales de energía) que inervan y comunican distintos órganos, al unir ciertos dedos se generan circuitos electromagnéticos en el cerebro.
En las manos, se encuentra el código del cuerpo y de las energías más sutiles que nos constituyen. Cada persona es un campo de energía que está sometido a diferentes oscilaciones de mayor o menor frecuencia, a medida que se trabaja en la práctica espiritual, se pueden percibir con mayor conciencia. Con el ejercicio de mudras, los cambios que queremos conseguir se harán notar rápidamente. Aún más, si lo hacemos como parte de una disciplina que incluya una vida saludable.
El área de la nuca, por ejemplo, tiene una relación directa con las manos, los nervios que la recorren conducen impulsos eléctricos desde las vértebras a los brazos y las manos. Las posturas de manos y los mudras actúan liberando tensiones en la zona superior del cuerpo (cuello, nuca, hombros). Al extender y separar los dedos se genera un reflejo que también separa y extiende vértebras dorsales, produciendo beneficios para lo pulmones, aumentando la capacidad respiratoria y el funcionamiento cardíaco.
Se citan tres ejemplos:
DHYANI
Es uno de losmudras más tradicionales para meditar, por su comodidad y la tranquilidad que aporta. Su fuerza se deriva de establecer un círculo de energía que recorrerá todo el cuerpo. Además del simbolismo relacionado con el cuenco vacío que emula la limpieza y la sencillez interior.
ABHAYA
Este es uno de los mudras más espirituales que existen. Muchos dioses y gurús orientales aparecen en estatuas con esta posición. En el cristianismo podemos encontrarlo en algunas imágenes de Jesús. Cuando necesitamos sentirnos protegidos y esperanzados de que podremos superar cualquier obstáculo este mudra nos puede ayudar. Ese miedo se ve sustituido por una esperanza en el triunfo final y la confianza que más necesitamos para abordar los problemas a los que nos enfrentamos.
APAN MUDRA
Es el mudra de la energía, expulsa sustancias tóxicas del organismo y elimina problemas de vejiga, hígado y vesícula biliar. Ejerce sobre el estado de ánimo un efecto equilibrante que depende de un hígado que tenga buen funcionamiento. Otorga paciencia, serenidad y confianza. En el mental, aumenta la capacidad de generar visiones de futuro especialmente cuando hay que enfrentarse a nuevos desafíos.
Los mudras pueden acompañarnos en todo momento, en nuestros proyectos y aspiraciones.
Fuente: Mudras, el poder del yoga en tus manos G .Hisrschi. - Yoga Integral, Revista Oficial de la Comunidad de Yoga en la Argentina. Nº 83 -Yoga Yournal. Revista Nº 27 .-
